Para nadie es un misterio que la noticia de un embarazo cambia la vida… y también el cuerpo. Porque durante los 9 meses se produce un verdadero torbellino de cambios en el cuerpo de la mujer y algunos tienen que ver con el agua:
Por ejemplo:
- Durante el embarazo hay un aumento de peso cercano a los 12 kg. Una parte destacada de ello es agua, pudiendo representar entre 6 y 9 litros.
- El volumen de sangre materna aumenta hasta un 40-50% por encima del nivel previo al embarazo debido, sobre todo, a la expansión del volumen plasmático.
- El líquido amniótico que rodea al feto se compone principalmente de agua. Su volumen varía de 500 a 1.200 ml y constituye un depósito protector para el feto.
- La placenta contiene aproximadamente 500 ml de agua, supone un 85% del peso placentario, siendo la principal fuente de aporte de agua al feto.
Por estas y otras razones, llevar a cabo unas pautas adecuadas de hidratación que garanticen un equilibrio corporal constante es de vital importancia tanto para la salud y el bienestar del feto como de la madre.
Cantidad
De acuerdo con la Guía de Hidratación del Instituto de Investigación Agua y Salud, una regla general de consumo de agua que podría establecerse para este periodo sería:
- Primer trimestre embarazo: 2,3 a 2,5 litros al día.
- Segundo y tercer trimestre embarazo: 2,5 a 3 litros al día.
- Lactancia: 3 litros al día.
Toma nota
La Guía de Hidratación menciona los siguientes beneficios en el embarazo:
- La ingesta de agua facilita el flujo de nutrientes hacia el torrente sanguíneo del feto y su distribución por todo el organismo.
- Beber agua a intervalos regulares y a pequeños sorbos ayuda a prevenir la acidez creada por los jugos gástricos y las náuseas, frecuentes en los primeros meses de gestación.
- El estreñimiento, trastorno habitual durante este periodo, se puede evitar o aliviar al beber agua de forma frecuente ya que esta facilita el tránsito intestinal.
- Una ingesta adecuada de agua ayuda a regular la temperatura corporal y a evitar los mareos o peligrosos golpes de calor.
- Mantener una adecuada hidratación, junto con una dieta saludable, es fundamental para ayudar a mejorar la elasticidad de la piel y así prevenir los posibles desgarros.
- El aumento en el consumo de agua contribuye a aumentar el volumen de orina, facilita la diuresis y reduce la incidencia de cálculos renales e infecciones de vías urinarias, que son habituales durante el embarazo.